El teléfono, se ha convertido en parte fundamental del
día a día de estudiantes, profesionales, amas de casa, y un sin fín de
personas de cualquier edad o profesión. Pero, así como este aparato es
tan útil, necesario e indispensable de acuerdo al estilo de vida que
todos nosotros tenemos en la actualidad, también es necesario y bueno las conversaciones cara a cara…
miércoles, 9 de octubre de 2013
martes, 3 de septiembre de 2013
El teléfono como medio de comunicación
Hablar hoy en día del teléfono
es hablar de un equipo que se ha convertido en un bien tecnológico
necesario, al alcance de grandes capas de población de la mayoría
de los países del mundo, que lo consideran un elemento más
del paisaje de su vida cotidiana.
Las estadísticas referentes a la disponibilidad del teléfono
son impresionantes: a finales de 1988 había instaladas en el mundo
cerca de 500 millones de líneas telefónicas, de las que
el 79 por ciento se encontraban situadas en Estados Unidos y Europa, zonas
geográficas en las que se puede decir que este elemento de comunicación
está al alcance de la práctica totalidad de la población.
Como resultado de la extensión del teléfono, en los países más industrializados es un equipo ya habitual en la vida diaria y su uso forma parte de la rutina cotidiana de los seres humanos.
Así, el teléfono está presente en todos los lugares en los que se pasa la mayor parte del tiempo (trabajo, calle, domicilio, etc.), de forma que se ha generalizado de manera silenciosa y se ha deslizado hasta los lugares más íntimos de las actividades individuales. Lejos de ser simplemente un fenómeno relativo al consumo electrónico, el empleo del teléfono se ha convertido en algo de índole cultural que puede, incluso, actuar como factor de integración social.
Como resultado de la extensión del teléfono, en los países más industrializados es un equipo ya habitual en la vida diaria y su uso forma parte de la rutina cotidiana de los seres humanos.
Así, el teléfono está presente en todos los lugares en los que se pasa la mayor parte del tiempo (trabajo, calle, domicilio, etc.), de forma que se ha generalizado de manera silenciosa y se ha deslizado hasta los lugares más íntimos de las actividades individuales. Lejos de ser simplemente un fenómeno relativo al consumo electrónico, el empleo del teléfono se ha convertido en algo de índole cultural que puede, incluso, actuar como factor de integración social.
Realmente, el interés por el estudio
del uso del teléfono como medio de comunicación es relativamente
reciente, situación que obedece a las diferentes etapas históricas
por las que ha ido pasando la visión del desarrollo de este servicio
de comunicación, tanto por parte de los usuarios, como de las empresas
telefónicas.
En los países más industrializados, y tras superar las primeras etapas de expansión del uso del teléfono, es decir a finales de los años 60 y principios de los 70, la posesión de teléfono estaba vista como un índice de confort y de nivel social. En este periodo el teléfono ocupa su lugar entre los electrodomésticos presentes en el hogar, pero no se presta demasiada importancia a su función social de comunicación, en beneficio de su carácter de bien de consumo para determinados grupos sociales.
Durante este periodo las compañías telefónicas consideran a todos los abonados por igual, sin distinguir el tipo de uso que le dan al servicio, ya que sus principales objetivos son conseguir que el teléfono ocupe un puesto destacado en el equipamiento doméstico, a la vez que su posesión suponga una sensación de mejora en el nivel de vida, y extender el uso del servicio para permitir su mejor gestión técnica y económica, estableciendo una importante infraestructura.
En los países más industrializados, y tras superar las primeras etapas de expansión del uso del teléfono, es decir a finales de los años 60 y principios de los 70, la posesión de teléfono estaba vista como un índice de confort y de nivel social. En este periodo el teléfono ocupa su lugar entre los electrodomésticos presentes en el hogar, pero no se presta demasiada importancia a su función social de comunicación, en beneficio de su carácter de bien de consumo para determinados grupos sociales.
Durante este periodo las compañías telefónicas consideran a todos los abonados por igual, sin distinguir el tipo de uso que le dan al servicio, ya que sus principales objetivos son conseguir que el teléfono ocupe un puesto destacado en el equipamiento doméstico, a la vez que su posesión suponga una sensación de mejora en el nivel de vida, y extender el uso del servicio para permitir su mejor gestión técnica y económica, estableciendo una importante infraestructura.
A partir de mediados de la década de los 70,
la expansión del servicio telefónico vuelve a crecer de
manera notable y empiezan a aparecer indicios del interés por profundizar
en el estudio del uso colectivo de la comunicación por este medio.
En este sentido, las empresas telefónicas comienzan a crear paneles
de abonado para seguir la evolución del consumo de este servicio
y distinguir los diferentes segmentos de usuarios y sus tendencias. Asimismo,
se ponen en marcha en este periodo las encuestas de intención de
compra del servicio por parte de los particulares, que permiten obtener
datos fiables sobre la demanda potencial de teléfonos.
Inicialmente, las comunicaciones telefónicas
se establecieron entre dos puntos determinados, por ejemplo, el despacho
de un financiero y el despacho de un político. Pero, en cuanto
creció el número de usuarios distribuidos en una pequeña
zona, que querían tener la posibilidad de comunicarse entre sí,
surgió la necesidad de establecer sistemas de conmutación,
que en los primeros tiempos eran manuales. En paralelo con este proceso
de desarrollo, aparecieron las primeras compañías telefónicas
encargadas de administrar este tipo de comunicaciones y de planificar,
instalar y mantener la infraestructura técnica necesaria para hacer
posible el servicio telefónico. Surge así el concepto de
abonado, que permite al usuario disfrutar del servicio de la compañía
telefónica correspondiente.
En cuanto a los usos del teléfono a principios del siglo XX, según
una encuesta de la época los hombres lo usaban fundamentalmente
por motivos profesionales, mientras que las mujeres lo hacían para
conversar con sus padres y conocidos, para citarse, para realizar compras
y para aspectos de prevención en casos de urgencias.
A medida que iba creciendo el número de abonados al servicio telefónico,
fue necesario agruparlos geográficamente en centrales e interconectarlas
para que todos los usuarios pudieran comunicarse entre ellos. La complicación
de la red telefónica trajo consigo la necesidad de identificar
a los abonados, con números cada vez más largos compuestos
por la identificación de la central de la que dependían
y de su número particular dentro de ella.
Durante el resto de la historia del teléfono, los principales avances
se han dado en los sistemas de interconexión y de conmutación,
que se han ido sofisticando y automatizando. En la segunda mitad del siglo
XX, la aparición de la electrónica ha permitido la miniaturización
de todos los dispositivos que toman parte en una conversación telefónica,
lo que ha supuesto una gran mejora en cuanto al tamaño, la fiabilidad
y las prestaciones de las centrales de conmutación.
En las últimas décadas han entrado a formar parte del mundo
del teléfono las aplicaciones informáticas, que han permitido
la aparición de una nueva generación de sistemas de conmutación
digitales, que ofrecen al usuario muchos otros servicios que van más
allá de lo que es la telefónica básica. Los satélites
de comunicaciones, los cables transatlánticos, las fibras ópticas
y otras muchas tecnologías avanzadas se han instalado también
en las infraestructuras telefónicas, de forma que hoy en día
es posible desde grandes zonas del mundo la comunicación instantánea
por voz con casi cualquier rincón del planeta.
La actividad telefónica individual y privada de las personas no
acaba en el hogar, sino que se extiende de forma importante al lugar de
trabajo, en la mayor parte de los casos consentida pero no autorizada
por los responsables de las correspondientes empresas o instituciones.
Los datos sobre este tipo de comunicaciones muestran que el número
de llamadas particulares en el trabajo se mantiene constante en valores
absolutos, lo que hace que las personas que hacen frecuentemente llamadas
profesionales tengan una baja proporción de uso privado, mientras
que los que llaman poco tienen una alta proporción de uso personal.
El entorno doméstico es un buen ejemplo de todas las peculiaridades
que tiene el uso del teléfono para comunicaciones de todo tipo
y la multiplicidad de estudios de todo tipo que se pueden abordar. El
teléfono, que pudo iniciar su andadura histórica siendo
un electrodoméstico más presente en el hogar y en el lugar
de trabajo, se ha convertido por su extensión y por sus posibilidades
en un instrumento de comunicación social con una rica gama de aportaciones
al desarrollo individual y social de las personas.
viernes, 7 de junio de 2013
La transmisión del sonido a través del teléfono
El proceso de transmisión del sonido a través del teléfono se produce del siguiente modo:
- 1. Al hablar emitimos ondas sonoras que inciden sobre el micrófono instalado en el teléfono.
- 2. Estas ondas sonoras hacen vibrar una membrana o diafragma.
- 3. Al producirse esta vibración, el diafragma empuja unos gránulos de carbón por los que pasa la corriente eléctrica.
- 4. La compresión que ejerce el diafragma sobre los gránulos de carbón modifica la resistencia eléctrica de estos, variando la intensidad de la corriente eléctrica que los atraviesa. El resultado es una señal eléctrica variable, que contiene el mensaje. En los teléfonos modernos, los gránulos de carbón se han sustituido por transductores piezoeléctricos que realizan la misma función.
- 5. La señal eléctrica se transmite a través del cable de la línea telefónica hasta el aparato receptor, en el que vuelve a convertirse en sonido. Este proceso tiene lugar en el auricular, donde la corriente eléctrica recibida activa un electroimán, que a su vez atrae a una membrana.Como la señal recibida es variable, el electroimán se activará y desactivará siguiendo las variaciones de la misma, haciendo vibrar la membrana.
- 6. Estas vibraciones reproducen el sonido original y el mensaje es recibido por la persona que se encuentra a la escucha.
Para
que tenga lugar la conversación telefónica es necesario que los aparatos
emisor y receptor se encuentren conectados entre sí. Dicha conexión se
realiza a través de centrales telefónicas, que conectan a los distintos usuarios a través de un conjunto de líneas.
En
un principio, la conexión se realizaba manualmente en las centrales
telefónicas, a las que llegaban los cables que provenían de todos los
aparatos de una determinada zona.
La
persona encargada de ese trabajo se llamaba operadora y, al descolgar el
teléfono, esta atendía la llamada y conectaba con el teléfono que se
solicitaba.
Hoy
en día, las conexiones se encuentran automatizadas, y las centrales se
hallan conectadas a su vez con otras centrales telefónicas similares,
constituyendo el conjunto una red telefónica global.
Esta
red conecta prácticamente todos los puntos del planeta, de forma que es
posible mantener una conversación telefónica con cualquier lugar de
manera casi instantánea.
¿Cómo tiene
lugar una conversación telefónica?
Al establecer una comunicación telefónica, lo primero que recibimos es una señal desde la central telefónica a! descolgar el teléfono, que nos indica que nuestra línea está libre y dispuesta para realizar la llamada, A continuación marcamos el número del aparato receptor con el que queremos establecer comunicación.
Al establecer una comunicación telefónica, lo primero que recibimos es una señal desde la central telefónica a! descolgar el teléfono, que nos indica que nuestra línea está libre y dispuesta para realizar la llamada, A continuación marcamos el número del aparato receptor con el que queremos establecer comunicación.
Este número es un código que permite a
la central telefónica identificar al aparato receptor. Una vez
identificado el receptor, la central telefónica envía una señal de
aviso al mismo. Esta señal alerta a la persona de que se está
produciendo una llamada, de forma que el receptor descuelga el
teléfono y se establece así la comunicación entre ambos
interlocutores.
Si, por el contrario, la línea está
ocupada y no es posible establecer la comunicación en ese momento,
la central envía al emisor una señal que le informa de tal
situación.
El proceso de establecimiento de la
llamada telefónica tiene lugar de forma casi instantánea, puesto que
las centrales telefónicas se encuentran totalmente automatizadas.
En los comienzos de la telefonía hemos
visto que la conexión era realizada por operadores de forma manual.
Más tarde se sustituyó esta labor manual por conmutadores
automáticos de tipo electromagnético (relés).
En la actualidad se utilizan elementos
de conmutación electrónicos capaces de realizar gran cantidad de
conexiones de forma automática y simultánea.
Partes de un teléfono fijo
El teléfono consta de dos elementos imprescindibles:
- Un microfono, que transforma el sonido de nuestra voz en una señal eléctrica.
- Un auricular, que transforma la señal eléctrica en sonido.
viernes, 31 de mayo de 2013
La telefonía fija
El teléfono fijo es uno de los sistemas de comunicación más usados en el planeta. Aunque en algunos países, ya hay más teléfonos móviles que fijos, la calidad en la comunicación, unida a la ubicuidad de su instalación, le hacen ser un elemento clave en las comunicaciones actuales y del cercano futuro.
Historia del teléfono fijo
Dentro de la gran cantidad de artefactos que el ser
humano ha construido, el teléfono como ninguno pudo hacer tanto por
mejorar sus condiciones de vida, ha salvado vidas, ha permitido que a
diario nos podamos comunicar con nuestros seres queridos, que se hagan
miles de transacciones comerciales y ha permitido que las personas se
acerquen unas a otras. La historia del teléfono es bien singular porque
hasta no hace mucho tiempo dábamos como inventor de este artefacto de
Alexander Graham Bell, pero había una controversia porque en forma
simultanea había estado en la discordia por la patente Elisha Gray,
parece que en dos sitios distintos y sin contacto dos personas
inventaron el mismo aparato, aunque para agregarle mas dramatismo, ya
existía alguien que había experimentado con el teléfono en su casa para
aliviar las penas de su mujer Antonio Meucci a quien el Congreso de
Estados Unidos en 2002 reconocido formalmente como el inventor del
teléfono, ironía esta porque el inventor murió sin el crédito de su
invento y pobre. Así que veamos un poco de su historia y la evolución
que ha tenido este artefacto en nuestras vidas y cuales son sus
posibilidades hacia el futuro.
Históricamente
la invención del teléfono se le ha atribuído al escocés-norteamericano
Alexander Grahan Bell; no obstante, en junio de 2002, el Congreso de
Estados Unidos reconoció que el teléfono fue concebido por un
desconocido inmigrante italiano llamado Antonio Meucci ¿increíble
verdad?
Tal como lo han afirmado desde décadas los libros de
texto en Italia, el inventor italiano Antonio Meucci es el verdadero
inventor del teléfono.
Alrededor del año 1857 Antonio Meucci
construyó un teléfono para conectar su oficina con su dormitorio,
ubicado en el segundo piso, debido al reumatismo de su esposa.
Sin embargo carecía del dinero suficiente para patentar su invento, por
lo que lo presentó a una empresa que no le prestó atención, pero que,
tampoco le devolvió los materiales. Al parecer, y esto no está probado,
estos materiales cayeron en manos de Alexander Graham Bell, que se sirvió de ellos para desarrollar su teléfono y lo presentó como propio.
En 1876, tras haber descubierto que para transmitir voz humana sólo se podía utilizar una corriente continua, el inventor estadounidense de origen escocés Alexander Graham Bell construyó y patentó unas horas antes que su compatriota Elisha Gray el primer teléfono capaz de transmitir y recibir voz humana con toda su calidad y timbre. Tampoco se debe dejar de lado a Thomas Alva Edison, que introdujo notables mejoras en el sistema, entre las que se encuentra el micrófono de gránulos de carbón.
El 11 de junio de 2002 el Congreso de los Estados
Unidos aprobó la resolución 269, por la que reconoció que el inventor
del teléfono había sido Antonio Meucci y no Alexander Graham Bell. En la resolución, aprobada por unanimidad, los representantes estadounidenses estiman que "la vida y obra de Antonio Meucci
debe ser reconocida legalmente, y que su trabajo en la invención del
teléfono debe ser admitida". Según el texto de esta resolución, Antonio Meucci instaló un dispositivo rudimentario de telecomunicaciones entre el sótano de su casa de Staten Island (Nueva York) y la habitación de su mujer, en la primera planta.
En
1860 el invento de Meucci fue publicado en un periódico para la
comunidad italiana que circulaba en New York y para 1862 ya tenia mas de
treinta modelos de su “teletrofono” y había instalado unos en su casa,
para facilitar la comunicación con su esposa que padecía de artritis y
difícilmente podía desplazarse.
Con el fin de recolectar dinero para materiales,
Meucci vendía sus prototipos a $6 dólares. Pero no le fue posible
conseguir $250 dólares para patentar su “Telégrafo Parlante”. Lo único
que pudo hacer con el dinero que tenía, fue dejar una notificación de
patente pendiente renovable a un año y tristemente tres años después, no
consiguió $10 dólares para renovarla.
Pensando en un patrocinador o en una gran compañía que
comprara su invento. Meucci envió un prototipo mejorado con planos,
documentos y todos los detalles técnicos a Western Union Telegraph
Company, pero nunca fue posible arreglar una reunión con tan ocupados
ejecutivos. En 1874, en vista de la falta de interés regresó a las
oficinas reclamando el material dejado y curiosamente le contestaron que
se había perdido. Dos años después, Alexander Graham Bell, quien había
compartido un laboratorio con Meucci por largo tiempo, llenó la forma de
la patente del teléfono, se convirtió en una celebridad y logró un
fabuloso contrato con la Western Union.
Muchos historiadores concuerdan en que el precario
dominio del idioma por parte de Meucci fue parte del problema, pero eso
no le impidió dejar registradas otras catorce patentes entre 1859 y
1883. Aunque se presentó una demanda, nunca se obtuvo el debido
seguimiento. Meucci no podía costear un buen abogado, además nadie
quería pelear con la Western Union y ser parte de un puñado de
ignorantes que pretenden estancar el desarrollo de la ciencia y el
pujante progreso del país, como manifestó alguna vez Bell, cuando se le
preguntó por la demanda en una entrevista para un periódico local.
Finalmente, después de vivir humildemente Antonio
Meucci murió en octubre de 1889 y poco después el caso se cerró. El
campo estaba libre para Bell y su descendencia. Había todo un planeta
por cablear y todo un siglo para hacer dinero.
Cómo funciona el teléfono?
En
un sistema telefónico, la transmisión se basa en el paso, a través de
un circuito, de un flujo de corriente cuyas variaciones de intensidad
vienen marcadas por las propias variaciones de resistencia de dicho
circuito. El aparato encargado de modificar la resistencia de éste, y,
por tanto, la intensidad de la corriente, es el micrófono.
El micrófono lleva incorporado un dispositivo de forma
cilíndrica, con pequeños granos de carbón —el carbón altera su grado de
conductividad de la electricidad en función del factor presión—.
En uno de sus extremos, el micrófono presenta una
pequeña membrana móvil que, como si de un tímpano se tratara, varía su
presión sobre los granos de carbón, por efecto de las ondas sonoras. La
variación de las ondas sonoras genera variaciones de presión en la
membrana, de las que se derivan, a su vez, variaciones de intensidad en
la corriente que atraviesa el circuito. La intensidad cambia, por tanto,
al tiempo que lo hacen las ondas sonoras.
En el funcionamiento del teléfono entra en juego,
asimismo, el principio del electroimán —recordemos que se trata de un
núcleo de hierro dulce al que el paso de una corriente eléctrica
confiere propiedades magnéticas—.
La disposición de una lámina metálica vibrante junto
al electroimán del circuito emisor —donde, según se ha indicado, la
intensidad de la corriente eléctrica viene determinada por las
variaciones de las ondas sonoras en el micrófono—, permite que aquélla
se mueva libremente, en función de la corriente y, por tanto, de las
ondas sonoras responsables de dicha alteración. La laminilla metálica
actúa como cuerpo vibrante emisor de sonido, el mismo que registra el
micrófono.
En la central telefónica existe un generador encargado
de suministrar la corriente eléctrica de baja tensión que llega al
micrófono, conectado en serie dentro de la línea.
Por su parte, el receptor está conectado en circuito
local; la corriente procede del transformador que alimenta la propia
línea telefónica. Al unir dos aparatos a través de la central queda
constituido un circuito de línea, donde aparecen los dos micrófonos
intercalados, no así los receptores, que se activan a partir de las
variaciones creadas por aquéllos.
Conexiones telefónicas
La primera conexión telefónica pública se verificó en
Estados Unidos en 1878, gracias a la instalación de una centralita de
funcionamiento manual, que hacía posible la distribución de las llamadas
entre los usuarios de la red. Desde la centralita manual —sistema que,
en determinadas áreas de España permaneció en uso hasta hace apenas
veinte años—, se establecía la conexión a través de una red de clavijas
que se introducían en sus correspondientes tomas. La conmutación
automática empezó a popularizarse en los años noventa del siglo XIX, con
la introducción del disco marcador, sustituido en épocas recientes por
los denominados «generadores de impulsos».
En un principio, la interconexión de teléfonos se
realizaba exclusivamente recurriendo al tendido de cables; hoy, este
sistema se mantiene a nivel local. Sin embargo, para las comunicaciones a
larga distancia se emplean actualmente la radio o satélites
artificiales
EL TELEFONO AUTOMATICO:
Una de las grandes desventajas de los antiguos
teléfonos era la dependencia del usuario con las operadoras en la
centrales. En aquellos anos era imposible comunicarse directamente como
lo hacemos ahora. Ya hacia 1879 hubo intentos de desarrollar un
sistema que permitiese al usuario, sin la intervención de operadoras,
el comunicarse directamente con el usuario al otro lado de la línea.
Pero todos los intentos no llevaron a éxitos prácticos.
En 1889 Almon B. Strowger patento un sistema de aparatos y centrales telefónicas automáticas, que no requerían la presencia de operadoras para efectuar la conexión entre 2 usuarios
En 1889 Almon B. Strowger patento un sistema de aparatos y centrales telefónicas automáticas, que no requerían la presencia de operadoras para efectuar la conexión entre 2 usuarios
EL DISCADO POR BOTONES:
A
pesar que ya Strowger había utilizado botones pulsadores para elegir el
abonado con el cual querían comunicarse, la idea de utilizar botones
para esa función cayo en el olvido y volvió solo allí por los fines de
los anos ’50. Con el desarrollo de sistemas electrónicos digitales
(hemos de recordar: los telefonos antiguos eran exclusivamente
analogicos) en las centrales telefonicas, volvieron a pensar en la
posibilidad de discar con ayuda de un tablero de pulsadores. Así
llegaron los expertos a la conclusión que es mejor discar utilizando un
sistema de tonos de varias frecuencias, es decir cada pulsador emitirá
un tono de frecuencia fija para ese pulsador y diferente de las
frecuencias de los demás pulsadores. Entonces la central telefónica
digital podrá reconocer esa frecuencia y "entender" que el usuario pulso
ese botón determinado y no otro.
Con la inserción de centrales computarizadas y
teléfonos de discado por tonos cambio el aspecto del servicio. Este se
convirtió en algo dinámico, ágil y adaptado a las necesidades del nuevo
mundo de actividades de fines del siglo XX. Los teléfonos se
convirtieron en indispensables, ya nadie pensaba siquiera en estar lejos
del teléfonos, todos querían estar al alcance de sus clientes, amigos y
familiares. Los aparatos fueron cambiando de aspecto de acuerdo a la
moda y al capricho del diseñador.
Para la máxima comodidad del usuario fueron desarrolandose infinidad de versiones de aparatos telefónicos inalámbricos. Estos nos permiten la comunicación telefónica sin que el auricular este conectado por un cable a la línea. Todo se hace por ondas de radio. Al principio estos aparatos utilizaban ciertas bandas de frecuencias de radio que no permitían llegar a una buena calidad de voz recibida y emitida ,pero con el tiempo fueron mejorándose estos sistemas y hoy nos permiten un cómodo uso sin movernos de nuestro sillón favorita, cuando suena el teléfono en medio de nuestro programa de TV preferido...
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